¿Has conocido a tu alma gemela?
Antes de nuestra vida con el cuerpo que hoy portamos, existíamos como una energía que formaba parte de otra, primaria, mucho más grande. En determinado momento de esa existencia nos separamos de esta energía primaria para emprender voluntariamente un camino de evolución. Resulta que en el planeta tierra la evolución consiste en la incorporación de esa energía a la materia lo cual produce determinados hechos físicos, emocionales y materiales desde un lugar espiritual.
Cada persona tiene misiones diferentes; sin embargo cuando una persona pasa a otro plano por el deceso de su cuerpo físico, su energía puede continuar la evolución y en algunos casos puede fragmentarse y ocupar dos o más cuerpos. Decimos que hemos encontrado a nuestra alma gemela cuando en alguna de nuestras vidas nos encontramos con personas que portan en sí mismas un fragmento de esa energía, alma o esencia de la cual fuimos parte. De este modo, encontrarnos con nuestra alma gemela significa, en algún punto, reencontramos con nuestra fuente.
Por eso, la creencia común de que un alma gemela pueda ser una pareja es sólo una ínfima parte de lo que en realidad puede suceder. La conciencia puede percibir estas almas gemelas en cuanto se presentan. Sin embargo, debido a que nuestra conexión con nuestra conciencia suele ser muy inconsciente, muchas veces creemos que debemos tener una relación de pareja cuando, en realidad, la idea es tratar de ver siempre qué es lo que nos viene a enseñar el recorrido de la otra persona. Podemos toparnos con hijos o padres que son o fueron nuestras almas gemelas, amigos o enemigos y un sin fin de posibilidades, y todas ellas cumplen la función de recordarnos de dónde venimos y sentirnos conectados con algo más que nosotros mismos. Por lo tanto, las almas gemelas son una oportunidad más de aprender y por lo tanto de evolucionar.
He unido a algunas personas con sus almas gemelas que debían estar juntas como pareja, y también he podido identificar padres y madres que han vuelto para ser hijos de sus hijos, sin embargo no siempre he podido contárselos, pero esa es otra historia.
Por Diego Rudoy

Suscribanse a nuestro canal de YouTube para enterarse cada vez que subamos nuevo contenido: